viernes, 7 de marzo de 2008

Pa' Andorra...

No voy a entrar en explicaciones que, por ahora, poco interesan. Pero hay alguien: alguien conmigo a veces imaginando la penumbra, alguien caminando bajo el sol del medio día, alguien bebiendo café y fumando cigarrillos conmigo “within” Miles Davis. Y a ese alguien le escribí algo, un intento de poesía… un suspiro largo… un beso infinito: (al menos trato de)

(Pa' Andorra, pequeña)

Un graffiti en el entrepierna de una virgen
a veces no es un graffiti del todo:
no pasan los autobuses,
no pasan las venas abiertas de un tecato,
los niños no corren a la escuela
y no hay automóviles familiares empujándote a los lados,
la gente no camina “cabizbaja”,
no pasa el viejo Pedrito vendiendo sus helados,
y es que la soledad y el silencio no se hacen ciudades.
Pero, de todas formas, a veces un graffiti en la entrepierna de una virgen
sí que es un graffiti:
llueve,
pasa ocasionalmente una mano húmeda,
las palabras construyen un mito ciego e irreverente,
se puebla de ecos el vacío dulce y amargo...
los niños no juegan, pero nacen.

Se construyen ciudades de colores:
un graffiti en la entrepierna de una virgen no necesita ciudad...
es pura poesía vertical.

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